Vivir entre espacios naturales tiene un efecto beneficioso para la salud. Estimula la producción de endorfinas, fortalece el sistema inmunológico y mejora el bienestar general. Los espacios abiertos proporcionan una sensación de libertad a su experiencia diaria. El paisaje circundante se convierte en parte de su hogar, y ellos mismos se convierten en parte de la naturaleza.